Antifúngicos
La terapia con fármacos es sumamente eficaz en afecciones fúngicas. El consumo de pastillas facilita la interrupción del desarrollo de hongos, la neutralización de los síntomas y la recuperación rápida de su salud.
Los antifúngicos son imprescindibles no solo para el tratamiento de enfermedades, sino también para evitarlas, como ocurre cuando se administran antibióticos. Así pues, estos fármacos deben estar siempre a disposición o accesibles las 24 horas del día. Y nuestra farmacia virtual ofrece este servicio.
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Nuestro farmacia no requiere receta médica ni ningún otro documento escrito para adquirir antifúngicos. Nuestro objetivo es facilitar el proceso de adquisición de medicamentos y asegurar que las pastillas estén al alcance de todos los grupos de pacientes. Por esta razón, nuestros costos de fármacos antimicóticos son considerablemente inferiores a los de las farmacias urbanas.
Antifúngicos: Una Guía Completa
Los antifúngicos son agentes farmacológicos utilizados para tratar y prevenir infecciones causadas por hongos, organismos que pueden afectar la piel, las uñas, las mucosas y, en casos graves, órganos internos. Estos medicamentos son esenciales en la medicina moderna, ya que las infecciones fúngicas pueden ser desde leves (como el pie de atleta) hasta potencialmente mortales (como la candidiasis invasiva o la aspergilosis).
Clasificación de los Antifúngicos
Los antifúngicos se pueden clasificar según su mecanismo de acción, estructura química y espectro de actividad. A continuación, se detallan los principales grupos:
1. Antifúngicos Azoles
Actúan inhibiendo la síntesis de ergosterol, un componente esencial de la membrana celular de los hongos.
- Imidazoles:
- Clotrimazol (para candidiasis vaginal y cutánea).
- Miconazol (usado en infecciones de piel y mucosas).
- Ketoconazol (menos usado por toxicidad hepática).
- Triazoles (más seguros y de amplio espectro):
- Fluconazol (tratamiento de candidiasis y criptococosis).
- Itraconazol (efectivo contra aspergilosis y dermatofitos).
- Voriconazol (para infecciones graves como aspergilosis invasiva).
- Posaconazol e Isavuconazol (nuevos triazoles para hongos resistentes).
2. Equinocandinas
Inhiben la síntesis de β(1,3)-D-glucano, un componente clave de la pared celular fúngica. Son muy efectivos contra Candida y Aspergillus.
- Caspofungina (tratamiento de candidiasis invasiva).
- Micafungina (usada en profilaxis y tratamiento).
- Anidulafungina (alternativa en infecciones resistentes).
3. Polienos
Se unen al ergosterol de la membrana fúngica, causando su destrucción.
- Anfotericina B (de amplio espectro, pero con toxicidad renal).
- Formulaciones lipídicas (menos tóxicas: Anfotericina B liposomal, complejo lipídico).
- Nistatina (solo para infecciones superficiales como candidiasis oral).
4. Alilaminas y Morfolinas
Inhiben la escualeno epoxidasa, bloqueando la síntesis de ergosterol.
- Terbinafina (muy efectiva contra dermatofitos, como en la onicomicosis).
- Amorolfina (usada en lacas para uñas con infecciones fúngicas).
5. Otros Antifúngicos
- Fluocitosina (5-FC): Se usa en combinación con Anfotericina B para criptococosis.
- Griseofulvina: Antiguo antifúngico para infecciones de piel y pelo, hoy en desuso.
- Ciclopirox: Tópico para dermatofitosis y candidiasis cutánea.
Resistencia a los Antifúngicos
Al igual que las bacterias, los hongos pueden desarrollar resistencia, especialmente en pacientes inmunodeprimidos o con tratamientos prolongados. Algunas cepas de Candida (como C. auris) y Aspergillus presentan resistencia a múltiples fármacos, lo que dificulta su tratamiento.
Efectos Adversos
- Azoles: Hepatotoxicidad, interacciones medicamentosas (CYP450).
- Anfotericina B: Nefrotoxicidad, fiebre, hipokalemia.
- Equinocandinas: Bien toleradas, pero pueden causar flebitis.
- Terbinafina: Alteraciones hepáticas y gustativas.